lunes, 27 de octubre de 2008

¿ALBEDRIO O INSPIRACIÓN?

Élder Bruce R. McConkie

Del Quórum de los Doce Apóstoles.
Véase Liahona, mayo de 1978, págs. 19-23


Recientemente, mi esposa y yo tuvimos una seria conversación en la que contamos nuestras muchas bendiciones. Nombramos un sin fin de beneficios que hemos recibido a causa de la iglesia, a causa de nuestra familia, a causa de la gloriosa restauración de la verdad eterna que se ha efectuado en esta época; y luego ella concluyó la conversación haciéndome la pregunta: "¿Cuál es la bendición mayor que ha llegado a tu vida?"
Sin vacilar le respondí: "La mayor bendición que ha llegado a mi vida ocurrió el 13 de octubre de 1937, a las 11:20 de la mañana, cuando tuve el privilegio de arrodillarme en el altar del Señor en el Templo de Salt Lake y recibirte como compañera eterna".
Ella dijo, "Bueno, pasaste la prueba".


"Creo que el acto más importante que cualquier Santo de los Últimos Días realiza en este mundo es el de contraer nupcias con la persona adecuada, en el lugar adecuado, mediante la debida autoridad; y luego cuando ha sido debidamente sellado a su cónyugue mediante el poder y la autoridad que resturó el profeta Elías"



Cuando viviamos con Nuestro Padre Celestial, fuimos investidos con el don del Albedrío lo cual nos proporciona la oportunidad, el privilegio, de elegir lo que haríamos, de hacer una elección libre.
Pero por otra parte se nos manda que busquemos al Señor, que deseemos su Espíritu, que obtengamos en nuestra vida el espíritu de revelación e inspiración.
De manera que nos encontramos ante dos perspectivas:

1.- Una es que debemos ser guiados mediante el espíritu de inspiración, el espíritu de revelación.

2.- La otra es que nos encontramos aquí con el fin de utilizar nuestro albedrio para determinar por nosotros mismos lo que debemos hacer. Entonces necesitamos establecer un equilibrio entre estas dos para poder seguir el camino que nos proporcione gozo, satisfacción y paz en esta vida, y que nos conduzca a una recompensa eterna en el reino de nuestro Padre.


"No has entendido"


Había un hombre llamado Oliver Cowdery, que era el escribiente del Profeta José Smith y en ese tiempo se encontraba inmaduro con respecto a lo espiritual y buscaba y deseaba hacer algo superior a la capacidad espiritual que tenía en esos momentos:
A lo cual el Profeta José Smith recibe una revelación en cuanto a ese principio que se aplica a ésa y a toda situación semejante: "Sí he aquí hablare a ti mente y a tu corazón por medio del Espíritu Santo que vendra sobre ti y morará en tu corazón. Ahora, he aqui, éste es el espíritu de revelación" (D y C. 8:1-3).

Oliver hizo lo que muchos de nosotros habríamos hecho. Poseia las instrucciones que hemos leido, y penso que significaban lo que aparentaban decir, osea que si pedía a Dios con fe, obtendría el poder para traducir. De manera que pidió, y como ustedes saben, fracasó.

"He aquí, no has entendido; has supuesto que yo te lo concedería cuando no pensaste sino en pedirme" (D y C 9:7).
Aparentemente, pedir con fe no era todo lo que se le había mandado hacer sino que junto con esa condición, se encuentra el requisito de que debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para lograr la meta que deseamos

El Señor agregó:
"...te digo que debes estudiarlo en tu mente; entonces has de preguntarme si esta bien; y si asi fuere hare que tu pecho arda dentro de ti; por tanto, sentiras que esta bien.
"Más si no estuviere bien, no sentiras tal cosa, sino que te sobrevendra un estupor de pensamientos que te hara olvidar lo que esta mal; por tanto, no puedes escribir lo que es sagrado a no ser que lo recibas de mi" (9:8-9).

¿Cómo se elige a la esposa? He oido a muchos jóvenes de la Universidad y de otras partes decir: "Tengo que sentir inpiración; tengo que recibir revelación; tengo que ayunar y orar para que el Señor me manifieste con quién debo casarme".
Lo más indicado habría sido pedirle consejo en cuanto a la desición en sí y obtener una confirmación espiritual de que la conclusión a la que mi albedrio y mis facultades habían llegado era la correcta.

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